Tomar conciencia de quien somos




Malak y yo jugamos ajedrez todos los días. El me gana el 90% de las veces… o más. A veces me frustro, casi siempre, como si la inteligencia misma se diera cuenta que a pesar de su capacidad para dar solución a los problemas no está entonada adecuadamente para su expresión, lo cual presenta en sí mismo un reto a su propio potencial. Ayer, después de uno de estos partidos, él introdujo un tema muy elusivo, que se refiere, a ver si puedo plantearlo, a cómo la Presencia Plena es invadida por algún aspecto que congela la libertad intrínseca de la placidez que Es y al mismo tiempo, este atributo de Presencia, la Inteligencia, se ve disminuido por alguna razón muy escurridiza. Entonces hablamos del ego, el cual está constantemente presente en cada acción del yo, cambiando de cara, forma y presentación, como una inmensa legión de posibles fachadas a un mismo edificio, planteando diversas maneras de afrontar los hechos tomando partido por alguna postura y dejando de lado las demás, cambiando a cada rato. Es una forma reactiva, como un rebote del suceso o vivencia de cada situación, que no es propiamente el Hacer libre del Ser. Este tema es complejo para explicar, así que comenzaré primero poniéndome a tono con una descripción a mi parecer maravillosa de lo que es el Estado (que no es estado) de la Presencia, que no es otro que la Meditación misma.

3.35 ML: ¿Cuál es el estado de la mente en la meditación?
R.Malak: La meditación es como ir al fondo de un lago, donde todo es calma y tranquilidad, uno no es importante, el ego no tiene lugar en ella. La belleza de la meditación no es del ego sino que lo es en sí misma, y no se le puede agregar nada. La meditación viene cuando el corazón está abierto, no abierto con la llave del pensamiento, ni con la llave del intelecto. Puede haber un gran movimiento en la superficie por el viento de la mente, pero el lago no se ve afectado abajo, en sus profundidades el lago es todo silencio. Para meditar es necesaria la libertad, una libertad de creencias y de dogmas, libre de estructuras que impiden el influjo de lo desconocido. Al comenzar a meditar, intentamos primero alcanzar nuestra propia existencia íntima, nuestra verdadera existencia, es decir, el fondo del lago. El movimiento de la superficie, de la mente, no nos afectará. Allí en la superficie, el miedo, la duda, la preocupación y toda la agitación terrenal son disipadas, porque dentro de nosotros hay una paz sólida.
Allí viene la meditación plena, sin que uno la invite, no es necesario vigilarla, guardarla o adorarla. Si se intenta, no aparecerá, se haga lo que se haga. Los pensamientos no pueden molestarnos porque nuestra mente ya es toda paz, silencio y unicidad. En su superficie, los pensamientos, como los peces, saltan y nadan pero no dejan huella. En la más profunda meditación sentimos que somos el lago y que los peces no pueden afectarnos. Además sentimos que somos el cielo, y todas las aves que pasan volando no pueden afectarnos. Esto es un no-estado.  (Resplandor No-dual. pág. 87)

Ahora mi reflexión.

Tomar conciencia de quien somos significa tomar conciencia de ser. Conciencia de ser no está referida a ser esta persona o este cuerpo, me refiero a tomar conciencia de todo, sin separaciones, fragmentos. Todo es Ser, todo lo que es… es Ser. Pero no me refiero a las partes ni a las cosas… sino a lo que en esencia es todo este infinito continente de movimientos y transformaciones, mi cuerpo y mi personalidad incluidos - pero en esa toma de conciencia, el cuerpo y la personalidad no son considerados ni propios, ni definitorios de mi esencia-. El cuerpo y la personalidad ya son cosas dentro de las cosas, al ser considerados como ellas, objetos separados y en relación con otros objetos. Estamos hablando de conciencia, de esta presencia que conoce, por tanto lo conocido, una vez clasificado con un nombre, un concepto, separado ya sea por su forma, sus características o sus atributos, se ha convertido en “algo” gracias a la función mental.

Es así de simple. Lo esencial Es Conciencia Plena. ¿Acaso esto deja de ser, de existir o expresarse en algún momento? Si fuera así, ¿dónde se sostendrían las cosas existentes?
Básicamente este es todo el punto de tomar conciencia. Obviamente no entra en este asunto el utilizar la razón, la memoria, ni siquiera el discernimiento, ya que discernir implica separar. Ser es quietud y Hacer es movimiento, Lo Real no es ni uno ni otro, sino ambos simultáneamente. Esta diferenciación entre Ser y Hacer la planteamos ante la perplejidad y la necesidad de conceptualizar, discriminar y entender por medio de la razón, lo que es absolutamente paradójico.

En la conciencia que se mueve ante Si mismo, hay un hilo conductor que genera esta relación entre Ser y Hacer... Este es el hacedor, el yo. Es el primer objeto, el primer sustantivo del Hacer, del Verbo. Ser es todo, y es indescriptible… y cuando se comienza a describir y diferenciar formas y conceptos, sensaciones y percepciones varias, se está sustantivando el movimiento infinito de la conciencia, para convertirlo en un contenido, en un objeto cognoscible, se ha producido una centralización de Si mismo como “yo”.
Esto soy yo, esto otro no soy yo… hay cosas, hay sensaciones, hay emociones y hay acciones… me adueño de unas y descarto otras. Es como empezar a reflejarse en objetos que son apresados conceptualmente. De hecho, los objetos son precisamente los conceptos, lo concebido, lo parido y lo vivido por Si mismo. Explicarlo lo convierte en algo complicado, cuando Verlo es demasiado simple. Verlo es Serlo.

“Imagínate un lago profundo como el mar profundo.... todo el lago es la conciencia esencial... entregadora de energía y en contacto con todo y con todos. La superficie del lago... es la conciencia centralizada.... tu identidad que se da cuenta del mundo fenoménico (la superficie del lago) ... solo sabes del mundo y de ti a través de la superficie... porque es la identidad por la cual te das cuenta de tu existencia como persona ...

Imagínate los pensamientos como burbujas que suben desde lo profundo del lago... y te das cuenta de ellos solo cuando brotan en la superficie. Esos pensamientos están permanentemente brotando y brotando... La educación... la cultura ... el medio ambiente... la nacionalidad... la genética... y las potencialidades heredadas y adquiridas... hacen de esos pensamientos una historia coherente y racional... entendible. Es la estructura... que tienes. Solo le das sentido a los pensamientos y a las estructuras que puedes reconocer como auténticas a tus modos.” R. Malak

Cuando Ser se sustantiva en el yo, en el reflejo parcial, en un contenido, aparece simultáneamente su contrario y a su vez una infinidad de otras posibilidades. Estas son legión. Esto es el ego. Las infinitas caras del sustantivo, del yo objeto, del reflejo.
La manifestación de Si mismo, entrando como quien dice al campo de tiempo y espacio, requiere que dentro del movimiento esencial de la conciencia haya un experimentador distinto de lo experimentado, lo cual degusta y luego juzga. Es porque uno de los atributos de la Conciencia es la Inteligencia, que en el ser humano se muestra, entre otras expresiones, como la racionalidad, la capacidad de articular lenguaje. El lenguaje sirve para dar nombre a las cosas, pero aparte de eso, no hay cosas, sino solo un infinito movimiento consciente. De ello se toma conciencia en el fondo del lago, donde todo se Ve, pero el estar inmerso no permite pronunciarlo.

Maria Luisa




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